Otras. De nuevo.
Más aberrante.
Más atroz.
40 kilos, ella.
Apenas 1 kilo, él.
Ambos murieron.
Pero ya estaban en
el Infierno.
Un útero de niña
-no era un útero,
Era su vida-.
No hay Estado.
Eso está claro.
Ni ella es
ciudadana
Ni madre
Ni alumna
Ni pareja
Ni Nada.
No es el hambre
-no solamente-
No es el miedo
Es la ignorancia
Es el abandono.
Porque aquí todo
sigue
Como si hubiese
Una discusión
Como si la
preadolescente Wichi
No fuera suficiente
Para entender
Que no hay más que
pañuelos verdes.
Que la certeza de
tener
Los pies en la
tierra
-embarrados,
empastados, frescos-
Nos permite volar
por el aire
Nuestros verdes
pañuelos
De exigente
De inextinguible
Verdad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario