Era un loco. Es decir.
Un audaz.
¿Un inconciente de
las consecuencias?
Tal vez. No sé. ¿Importa?
Una vez. De pronto.
O desde hacía rato.
Se cansó. Se vio.
Tuvo miedo de sí.
Primero, vergüenza.
Luego, bronca.
Furia contra su
propia mediocridad.
Tercero, inacción. Tortuosa.
Porque, Cuarto, se
animó.
Hizo y se equivocó.
Tomó decisiones
desatinadas.
Se cegó un poco.
Nuevamente, la
quietud.
El miedo. El silencio.
El regreso al
desierto.
Por la propia
voluntad
-y un poquito de la
ajena-.
Después. No sé.
Pensémoslo ahora.
Vos ahí. Yo acá.
Porque el loco,
El loco deberías
ser vos.
(y yo, ya sé)
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