Hay verdades. Que son
sensaciones.
Hay honestidades. Que
llegan del centro.
Hay sintonías. Que parecen
oscuras.
Pero son como
parturientas.
Esa sensación de
placer y dolor.
A la vez.
Tan confundidos. Tan
inseparables.
Tan ansiados. Tan temidos.
Placer que se
levanta desde el abdomen.
Dolor que agita,
allí también.
Luego, ambos,
sacuden el pecho.
Es deseo y es
saber.
Una cuota de
belleza.
Otra de
inteligencia.
Juntos.
Placer y Dolor.
Deseo y Saber.
Juntos, no tienen
límites.
Por eso agitan.
Por eso sacuden.
Por eso reaparecen.
Rítmicamente.
Insistentemente.
Con distintos
formatos.
En variados
desvíos.
Alguno. Alguna vez.
Habrá que elegir.
Definitivamente.
¿O no?
No sé cómo es el
Amor.
¿Debería saberlo?
Sí.
Como no hay
verdades escritas
Como no hay
honestidades certeras
Como no sintonizo
porque tengo miedo
Me cansé del dolor.
Me cansé de morder.
Me cansé de intentar.
De forzar. De cambiar.
Ahora sé muchas
cosas. Otras no.
Sé que me encanta. Sé
qué me encanta.
Alguna vez. Tal vez.
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