Querés entenderte.
Querés descubrirte.
Lo que pasa es que
te da un poco de miedo.
Porque algunos
viajes son tortuosos.
Otros,
impredecibles.
De hecho.
El viaje de Ulises.
La metáfora de la
vida del hombre.
La metáfora del qué
hacer.
De la gran duda
existencial.
A Ulises lo “dejaron”
entrenar,
lo “dejaron” irse a
pescar,
ensayar, jugar al
fútbol,
-o lo que sea-.
Y después.
Ulises se aburría
al volver.
Hay algo en Ulises:
Se manda cagadas
que le impiden el
regreso a casa.
¿Por qué?
¿Qué ocurre allí
de lo que no quiere
ocuparse?
¿Qué dilata
enfrentando al
cíclope
con planteos
obtusos?
¿Qué evade
enamorando
a Circe y a
Calypso?
Hay flor de
quilombo en Ítaca.
Pero.
Él no decide volver
hasta que la cagó
bien.
Su constante y
profundo deseo
manifestado en su
tristeza,
en su angustia
(¿será culpa?)
es Volver.
Reencontrarse con
su esposa.
Reconocer a su
hijo.
Volver a ver a su
padre.
Así, todo junto.
Así, todo mezclado.
Como si fueran la
misma cosa.
A su hijo,
dejó de verlo
cuando era un bebé.
Ahora tiene 20 años.
Su esposa,
aún apetecible,
pero seca
aburrida
solitaria
gris.
Entre ellos quedan
vestigios de Pasión.
¿Será eso lo que le
da miedo a Ulises?
Sin embargo.
Como el relato
debe ser catártico:
(para que el bobo
ciudadano
no aprenda a
mandarse mocos
para que todo siga
ordenadito e higiénico):
Ulises regresa
-tarde pero seguro-.
Ajusticia a los
pretendientes
-todos garcas, y de
los malos-.
Y retoma con vigor
su rol de hijo
padre
esposo
rey.
Un capo el tipo.
20 años de
abandono.
Cuernos.
Ausencia.
Soledad.
Pero su rol social
amerita cualquier
cosa.
Pobre Penélope.
(¡qué pelotuda!)
Esposa de violento.
Sumisa conciente.
Producto de época,
de cosmovisión.
Hoy.
Hoy Ulises no
regresa
como en Odisea.
Hoy Ulises debe
repensarse en el
camino.
Puede torcer el
destino.
Puede decidir
mejor.
Me gustó mucho! Eso de que uno ya no vuelve el mismo si lo piensa si lo vive para no volver a ser lo mismo, de repensar en el camino y así poder torcer y decidir mejor ! Gracias !!!
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