Me agoté de añorar.
La vida pasa
Mientras me siento a añorar
A pensar
A lamentar.
Pues.
Ahora lleno mi ventana.
La adorno con mis plantas
Que resisten el sol
Que bregan ante el secano.
Es que mis lágrimas riegan.
Mi dolor –el dolor- es puerta.
Duelen esos ojos
Que ensayan sus primeros desconsuelos.
Duele ver pasar el río
-que arrastra, que arremete,
que destruye, pero limpia-.
De todos modos:
No hay dique
Que detenga la reciedumbre
De mi alma aún viva
Sangrante, certera.
No se deja de dudar.
Se deja de sentir pena.
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